
El boom de la autopublicación en el Perú
Cuando se piensa en la composición del sector editorial peruano, se suele creer que este sector está integrado, básicamente, por empresas editoras multinacionales, editoriales independientes y editoriales universitarias. Pocas veces se escucha hablar de otro sector, silenciado u opacado por la maquinaria de marketing que pueden desplegar las empresas editoras tradicionales. Me refiero a los autores-editores. Aunque los conozcamos poco y no figuren en los rankings de las librerías, las estadísticas no mienten y, desde el 2017, su crecimiento parece imparable. Ahora, este fenómeno no es exclusivo del Perú; en toda América Latina la participación de los autores-editores está creciendo de manera sostenida (CERLALC, 2019).
Según el Panorama del sector editorial en el Perú. Análisis estadístico 2008-2019 (2021), recientemente publicado por la Biblioteca Nacional del Perú y que recoge las estadísticas arrojadas por la base de datos del ISBN, los autores-editores son los agentes editoriales que han tenido un mayor crecimiento en el período citado, al pasar de 195 a 684; esto evidencia una tendencia al alza en el orden del 250,7%. Sí, han leído bien. Mientras las empresas editoriales y las editoriales universitarias mostraron un incremento del 35,7%, y del 48,84%, respectivamente, los autores-editores han tomado la escena y han crecido cuatro veces más que sus pares (BNP, 2021).
Además de su gran número, la cantidad de títulos registrados por los autores-editores ⸺entre 1 y 2 por año⸺ es sorprendente. Solo en 2019, por ejemplo, los autores-editores registraron 920 títulos, ubicándose en el tercer lugar de los agentes editoriales con mayor producción, solo después de las empresas con categoría de sociedad anónima y las entidades sin ánimos de lucro, es decir, asociaciones, instituciones u ONG´s (BNP, 2021). Considerando que el registro en el ISBN no es obligatorio ⸺como sí lo es el trámite de Depósito Legal⸺, y que tiene un costo, debemos esperar que la cifra de títulos publicados por autores-editores sea aún mayor.
Pero, ¿Dónde están?
Pues se trata de personas que suelen mover sus libros en circuitos no tradicionales y prescindir del esquema de librerías. Por tanto, no suelen tener la exposición mediática de sus pares. No los veremos ilustrando portadas de revistas ni en las carteleras de las ferias más importantes. Probablemente, sí, en ferias regionales cuyas actividades suelen ser poco difundidas en nuestra siempre centralista Lima. Aunque tampoco nos dejemos engañar: a diferencia de los otros agentes editoriales, los autores-editores están presentes en todo el territorio. Como en todo, la mayoría de autores-editores está registrada en Lima, pero también tienen una fuerte presencia en Puno, Junín, Arequipa y Cusco. Así, el Panorama muestra que, en 2019: «Lima concentra una participación del 44,67%, con 411 títulos registrados. Le siguen Puno, con una participación del 17,17%, con 158 títulos registrados; Junín, con una participación del 7,17%, con 66 títulos registrados; Arequipa, con una participación del 6,30%, con 58 títulos registrados; y Cusco, con una participación del 4, 89%, con 45 títulos registrados» (BNP, 2021).
Ahora, hasta aquí me he concentrado en el ámbito de circulación de libros impresos. Sin embargo, desde hace algún tiempo, y la pandemia ha acelerado el proceso, se encuentran disponibles múltiples plataformas para la autopublicación de libros en el formato digital como KDP de Amazon, Smashwords, ibooks Author, o la famosa Wattpad. Con ellas, las audiencias de los autores-editores se amplían y la tediosa auto distribución y venta se ha convertido en algo más sencillo.
¿Por qué no los «vemos»?
Si, como hemos visto, representan un sector en crecimiento sostenido, están a lo largo y ancho del territorio peruano, y registran títulos con regularidad y que aspiran a inscribirse en el mercado formal ⸺tal como sugiere la inscripción en el ISBN⸺. Entonces, ¿por qué su trabajo es tan desconocido para muchos?
Pienso que además del impacto que pueden tener las campañas de marketing y tener a las espaldas una estructura editorial que promueve y difunde la obra, con vitrinas y entrevistas en medios, una de las razones principales, radica en su propia definición. Según la CERLALC, la modalidad del autor editor es aquella en la que «el autor se hace responsable de todo el proceso: diseño de la cubierta y el interior; adaptación del contenido a los diferentes formatos; definición del precio y el modelo de negocio; la estrategia de distribución y las acciones de mercadeo y visibilidad, entre muchas otras tareas que realizan frecuentemente los editores (2018, p. 11).
Publicar es algo más que imprimir
En efecto, como señala la editora argentina Patricia Piccolini, citada por Carola Martinez en su libro Una llave, un mar, un puente (BNP, 2021), desde el punto de vista material, para tener un libro solo basta acudir a una imprenta o, incluso, a una tienda de fotocopiado; o, añadiría, acudir a una plataforma digital. Ni siquiera es indispensable el proceso de diseño o de armado de página. Ese producto se registra en el ISBN, y puede venderse libremente. En este sentido, es posible pensar en procesos editoriales reducidos a su más mínima expresión (Martinez, BNP, 2021).
Entendiendo así el proceso editorial, ¿estos libros tendrán entonces estándares de calidad? Sin la mirada de un editor, sin el apoyo de un diseñador que vista la obra, sin la presencia de un corrector de estilo que la limpie de erratas; en suma, sin el cuidado que requiere ese objeto maravilloso que es el libro, ¿puede lograrse tal cosa? En algunos casos, contados con los dedos, quizá sí. Pero convengamos algo. Se tratará de excepciones.
Por supuesto, sin desmerecer todas las demás razones, pienso que esta es una de las que más influye en la opacidad de las obras publicadas por autores-editores. La ausencia de trabajo profesional guiando cada uno de los procesos necesarios para publicar un objeto de calidad, repercute, sin duda, en esta poca difusión.
Queda, pues, mucho trabajo por hacer para concientizar sobre la importancia de estos procesos. Porque, ya lo dije, las estadísticas no mienten, pero es sabido que la cantidad pocas veces augura calidad.
Jorge Ramirez Velazco
Excelente y sorprendente mirada a este sector que da esoeranza a muchos escritores en ciernes. Bueno el subrayar, también, que un aspecto clave para el despegue vertical de este grupo de emprendedores, sea el reto a asumir la calidad del producto final; en todos los aspectos enumerados. Me atrevo a sugerir que este artículo podría quizá desdoblarse, en próximas entregas, a profundizar en esas áreas necesarias para lograr un buen producto literario; de calidad y competitivo. (Y, como tema adicional, también echar una mirada al mundo del e-book y sus posibilidades. Gracias por lo compartido y los mejores deseos para el crecimiento de esta web y el proyecto en el que se basa.
Saludos.
admin
¡Muchas gracias, Jorge, por leer y por tus interesantes aportes! Tomo nota de tus sugerencias para próximas entregas. ¡Saludos!